Varios amigos y hasta algunos familiares por estos días estan buscando alcanzar un escaño en el espectro político de lo público. Algunos a quienes valoro profundamente lo hacen con las uñas y procurandose actuar en partidos legítimos. Otros, también valorados por mi, inclusive y lamentablemente lo hacen en algunos partidos enlodados de la "unidad nacional". No me referiré a ellos.
Quiero hoy escribirles a aquellos amigos y familiares lejanos, que por razones que desconozco, lamentablemente optaron por el "Centro Democrático", el partido del señor Alvaro Uribe, ese hombre cuyos cuestionamientos no son simplemente de corrupto, sino de aquel que carga a sus espaldas cuestionamientos respecto de pérdida de miles de vidas a manos criminales durante su actividad como presidente de Colombia y antes como gobernador de Antioquia.
Escribo para invitarles a quienes por engaño o por ambición hoy fungen como candidatos del "partido Centro Democrático", a que reconsideren su aspiración, no solo por el daño que se hacen a si mismos, sino por el daño que le hacen al país. Uribe no es simplemente un fanático, lo es sin duda, pero es un hombre peligrosamente cercano al "fascismo". En su gobierno ocurrió exterminio físico de quien piensa diferente, hubo interceptación de quienes nos oponiamos a su gobierno, hubo crimenes de lesa humanidad contra inocentes presentados como guerrilleros, hubo desmesurado aumento del paramilitarismo, y como en el caso Samper con el proceso 8000, ¿Todo paso a sus espaldas?
Uribe logró menguar la capacidad bélica de las guerrillas, pero a que costo de quienes nos opusimos a su gobierno sin estar en ellas ni compartir los métodos político militares de estas "izquierdas".
Sobre las guerrillas, que para bien de Colombia ojalá acuerden un cese definitivo e irrevocable del uso de las armas, tenemos un Uribe en contra de un acuerdo de paz y amante de la guerra, otra razón para no acompañarle.
La amistad es renunciable, la sangre no, pero el trato entre los humanos no debe determinarse por razones de sangre, sino principalmente en un mundo igualitario, debe determinarse por la forma en que actuamos como individuos, y especialmente como individuos sociales y en la política, pues obramos por el bien común. Ni el uribismo ni su partido, son caminos para lograr el bien común.
Lo peor de la gente buena no es el silencio frente a los actos de la gente mala, es ser cómplices de la gente mala.
¡Reconsideren!
Nota: Me inspira para esta nota el columnista Daniel Coronel: http://www.semana.com/opinion/articulo/daniel-coronell-el-e-mail-de-hillary/441230-3
