viernes, 1 de junio de 2018

Las aspiraciones de los trabajadores en la contienda presidencial

Cortesía de "El Espectador"
Por: *Carlos E. Castañeda R.

Editado para segunda vuelta presidencial


¿Qué les proponemos a los candidatos?



La gente del común en Colombia, la clase trabajadora, independientemente de que esté empleada o no, tiene varias cosas en que pensar.



¿Qué queremos los trabajadores?



Política de empleo: De una parte debe pensarse en cómo lograr una mayor incorporación laboral por contraposición al alto desempleo que reina en Colombia, lo que no puede ocurrir sino mediante la industrialización de la economía del país que debe tener un especial énfasis en el terreno agro industrial, sumada a la facilidad de formalización empresarial de pequeñas y medianas empresas que actúan informal o semi informalmente, y mediante una decidida política de formalización del trabajo precarizado en todas sus formas (OUT sourcing, contratos sindicales, cooperativas de trabajo asociado, contratos de prestación de servicios, falsas filiales, etc).




Política de trabajo decente: Grandes avances en formalización de los sectores productivos del empresariado con muchos puestos de trabajo, solo llevarían a aumentar la riqueza de esos sectores, si además de la formalización laboral, no se implementa una política seria de trabajo decente tal como la concibe la OIT: derechos en el trabajo, oportunidades de empleo, protección social y diálogo social. Y no existe opción de que se logre una adecuada política de trabajo decente si no existen organizaciones sindicales fuertes, de esas que en el periodo del conflicto armado del país han sido exterminadas físicamente y mediante políticas gubernamentales y empresariales antisindicales. Así que un candidato que esté con los intereses de los trabajadores, debe estar empeñado en fortalecer el sindicalismo, un sindicalismo verdaderamente representativo en términos cuantitativos y cualitativos y lo más centralizado posible para que sea un mejor interlocutor social.

Concretamente cualquier trabajador de este país, anhela ver aplicada una política de generación de empleo, salarios justos, adecuado sistema de seguridad social: salud con calidad y cobertura suficiente que no sea un negocio incluyendo los riesgos laborales como parte de la vida, pensiones progresivas con defensa del régimen de prima media sin deterioro de los factores actuales de cálculo y obtención del derecho, ampliación de la cobertura del sistema de pensiones y preferiblemente sin que sea un negocio de los bancos, educación pública universal, democrática, científica y de calidad y cobertura; una política inclusiva de los excluidos históricamente y oprimidos o invisibilizados como minorías (Etnias, regiones, preferencias sexuales diversas, personas con discapacidad) y muy inclusiva de la juventud y la mujer; y aunque para muchos a falta de comprensión de la oportunidad que ello representa, también con un pleno derecho a la libertad sindical (Asociación, negociación colectiva y huelga). El conjunto de cosas, es no es otra cosa que un estatuto del trabajo, ordenado por la Constitución desde 1991 y adeudado a los trabajadores por los sucesivos gobiernos de carácter regresivo.


¿Acaso algo de ello es posible en un país con guerra? Claro que no, nuestro es consolidar la paz.



Pero ¿quiénes encarnan esas propuestas?



Una aproximación a los programas de los candidatos permite ver a las claras que quien mejor interpreta el sentir de los trabajadores y el que más respaldo tiene por parte de ellos, es Gustavo Petro, quien no solo proviene de sectores humildes de la sociedad, no sólo ha tenido el valor de poner en prisión a más de 30 congresistas por nexos con paramilitares, no sólo ha sido el mejor alcalde de Bogotá y quien logró reducir la pobreza multidimensional a mínimo históricos, sino que además es quien ha formulado propuestas en aspectos como la consolidación de la paz, la renovación de las fuentes energéticas de los fósiles a alternativos amigables ambientalmente en el tiempo, la inclusión de los excluidos con oportunidades, y en materia del mundo del trabajo es consciente de la necesidad de establecer el estatuto del trabajo de carácter progresista y de avanzar en la práctica en la política de trabajo decente.


En todo caso, quienes no interpretan realmente los intereses de los trabajadores, son los amantes de la guerra, Ivan Duque y Martha Lucía Ramirez, o mejor dicho Uribe; pues representan los intereses del gran empresariado y de los terratenientes del país y de las multinacionales, por sobre el interés patrio, además de estar empeñados en destruir los acuerdos de paz, y de tener de su lado a todos los "politiqueros" de las más variopintas expresiones del clientelismo y la política tradicional de su lado hoy, pasando desde "Monseñor"Alejandro Ordoñez y Viviane Morales, pasando por Andrés Pastrana, y llegando hasta Cesar Gaviria y German Vargas Lleras entre muchos otros especímenes.

¡Soy Carlos Ernesto Castañeda, y quiero que Gustavo Petro sea nuestro presidente!

Vota Petro el próximo 17 de junio.

* Presidente Nacional del SUNET y Director de Asuntos Jurídicos de la CUT Bogotá Cundinamarca. Twitter @CECastaneda

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