FABIO ARIAS GIRALDO, fiscal nacional de la CUT
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Se
desarrolla esta Junta Nacional de la CUT en medio de circunstancias
internacionales de crisis, perspectivas
de recesión y grandes movilizaciones de resistencia e indignación en Europa;
EEUU no se recupera de la depresión del 2008 ; los países del BRICS dan señales
de recalentamiento en sus economías y en América Latina se mantienen proyectos
políticos progresistas que explican cómo sus economías logran mantenerse con
algún dinamismo a pesar de las difíciles consecuencias que se derivan de la
crisis en Europa y EEUU.
En el
plano nacional en medio de la continuidad de la aplicación del modelo neoliberal,
vale resaltar que en desarrollo de la ley de restitución de tierras y
reparación de víctimas el mismo presidente del país se ha colocado al frente de
la movilización de las víctimas, inclusive en un sitio tan emblemático para
ello como Necoclí, cuna de las Convivir en la época de la gobernación de
Antioquia de Álvaro Uribe. Así mismo, se destacan las millonarias sanciones
impuestas por el Ministerio del Trabajo a las compañías palmicultoras del
Magdalena Medio por seguir utilizando las prohibidas CTA y a Pacific Rubiales y
a varios de sus contratistas por no cumplir con las mínimas garantías y
condiciones de ley en los lugares de trabajo.
De
otra parte se agudiza el choque de trenes entre Santos y Uribe, representado en
las reiteradas quejas de persecución política a las que alude Álvaro Uribe en
sus 'trinos' para expresar su desacuerdo frente a medidas, anuncios o
declaraciones del presidente Santos.
También
se ve la debacle uribista frente al país por las cada vez más claras y
extendidas relaciones de su otrora gobierno con los poderes de la mafia y el
paramilitarismo, como se puede entrever de las escandalosas declaraciones del
'Tuso' o 'Don Mario' o las reveladoras expresiones desde la clandestinidad,
huyendo de la justicia, del hoy 'comandante Ternura' y ayer Alto Comisionado de
Paz doctor Luis Carlos Restrepo.
Todo
lo anterior enfatiza lo equívoco de aquella
apreciación de que Santos es Uribe III, lo cual ha llevado a múltiples
errores en las definiciones tácticas de las direcciones de partidos políticos y
de algunas direcciones de organizaciones sociales y sindicales como la CUT. De
esta manera la Izquierda civilista y democrática, en los diversos escenarios
políticos y sociales, debe jalonar los
procesos de tierra, víctimas y trabajadores, así como también abanderar la
lucha por la democracia aislando el paramilitarismo y la mafia.
Otra
situación que atraviesa el espectro de la vida nacional es la oleada de
acciones terroristas asignadas a la guerrilla, en los últimos dos meses en los
departamentos de Nariño y Cauca, que ha ocasionado muertos y heridos de la
población civil y múltiples daños materiales en el comercio y las residencias.
Hechos que nos colocan cada vez más lejos de reales posibilidades de una
solución de paz en el país.
La
mayoría de los colombianos demandan el cese de la guerra y esperan que sus
actores realicen las acciones encaminadas a terminar este conflicto mediante
una solución negociada.
Por
los lados de la economía y el empleo, si bien registran tendencias que el gobierno
muestra como muy positivas, debe decirse que ellas corresponden al modelo de la
'locomotora' minero-energética, que es depredadora y no sostenible y que
abandona la inversión en industria y agricultura, todo en el marco de atender
los TLC, que profundizarán el atraso nacional, el desempleo y la pobreza.
Dentro
de la CUT, asistimos a una profundización de la crisis de la errática dirección
de la actual mayoría en el Comité Ejecutivo. A los desatinos derivados de su
apreciación en la situación política hoy del país, con los correspondientes yerros
en las definiciones del qué hacer, se suma el extrañísimo hecho de que el
Presidente de la Central no cuenta desde hace más de un año, ni siquiera con el
respaldo de quienes lo eligieron como tal, el llamado sindicalismo clasista.
Esta
situación de crisis tiene sus especiales expresiones en la continua pérdida de
protagonismo tanto en los escenarios nacionales como internacionales. En lo
nacional llegamos tarde y sin mayor
convicción, como CUT, a los acuerdos laborales con el gobierno y los
empresarios. La Central carece de mecanismos incluyentes y participativos que
nos permitan coordinación y eficacia en la acción política y social. La CUT
mantiene una descalificación a actores de la vida política nacional, que no
corresponde a una correcta valoración de su papel político y social. La vida
interna y la construcción de la estructura organizativa de sindicatos de rama,
están completamente deteriorada la una y saboteada la otra.
En lo
internacional no se valoran las democráticas y progresistas actuaciones tanto
de la CSI como de la CSA en la lucha contra el modelo neoliberal, el dominio
del capital financiero y por la defensa del trabajo decente en el planeta,
representadas muy especialmente en el
acompañamiento a los trabajadores en sus movilizaciones y en la Jornada Mundial
por el Trabajo Decente del 7 de octubre de cada año, que recuperan así el
carácter del nuevo internacionalismo de
los trabajadores, el cual, sin lugar a dudas, estará presente en la importante
cita que los trabajadores del continente americano tendremos en la realización
del II Congreso de la CSA en el mes de abril del presente año.
Esta
crisis es el resultado lógico de un acuerdo mayoritario de gobernabilidad que
ha practicado la exclusión y el sectarismo en la vida interna de la Central
y que a más de errar en el análisis de
la situación coyuntural del país y el movimiento obrero, determinó sabotear las
conclusiones del V Congreso de la CUT, las más representativas y las de mayor contenido
para el avance de la Central, tales como la afiliación a la CSI y a la CSA, la
estructura organizativa de grandes sindicatos de rama y la conveniencia de
aprovechar el diálogo social para darle respuesta a los reclamos y luchas de
los trabajadores y sus sindicatos.
En el
próximo mes de julio se nos cumple el periodo estatutario de los comités
ejecutivos tanto el nacional como el de las subdirectivas. Nuestros estatutos
consagran en consideración a una racionalidad tanto de carácter económica como
política un día sindical, como lo hemos llamado, para que se realicen en forma
simultánea y por votación universal, las elecciones de todos los comités
ejecutivos de la CUT, así como también de los delegados que por cada sindicato
han de participar en el VI Congreso de la central, que deberá reunirse entre
los seis meses siguientes a dicha elección.
Nuestra
organización filial Fecode ha decidido convocar para el 6 de junio de 2013, la
elección por votación universal de su Comité Ejecutivo. En razón de dicha fecha
y atendiendo nuevamente los estatutos y criterios de racionalidad y economía,
considero conveniente que la elección de los comités ejecutivos nacional y de
las subdirectivas, y el de los delegados al congreso de CUT, se realicen en la
fecha determinada por Fecode.
Por
último, el plan de acción que aprobemos en esta Junta Nacional de la CUT, debe
tener en cuenta la agenda que para este año considero abarque como las
actividades más importantes:
1- Demandar
del gobierno la aplicación de una política
de formalización laboral que elimine las CTA y toda intermediación laboral, y
en el sector público acoja plenamente la sentencia C-614 de la Corte
Constitucional de 2009, incorporando a la planta de personal todo empleo
permanente.
2- La formalización laboral incorporaría en mejores condiciones a los trabajadores y
será un momento adecuado para implementar una política de afiliación sindical
que permita fortalecer nuestras organizaciones y la CUT.
3- Lograr
la expedición de normas que garanticen la negociación colectiva en el sector
público y por rama o actividad económica.
4- Desarrollar
la más amplia movilización nacional social y política, con la mayor cantidad de
organizaciones y personalidades, que logren desmontar la reforma pensional
anunciada tanto por el gobierno como los empresarios (sector financiero).
5- Proponerle al Estado colombiano una reparación colectiva
del movimiento sindical, ya anunciada en la ley de víctimas, que recupere la
dignidad frente al país del sindicalismo como institución indispensable en la
vida democrática nacional.