Quien escribe estas líneas ha estado por convicción al
frente de la lucha sindical, de la causa de la clase proletaria, por más de 22
años. Ha sido despedido en una oportunidad, encerrado injustamente dos cortas
oportunidades por razones sindicales, en 1997 durante el paro estatal en el
municipio de Facatativá, y en Mosquera (Cund) en el año 2006 durante una justa
protesta que lideraba contra el destituido alcalde Álvaro Rincón, alfil
uribista en que pretendía golpear a los trabajadores del municipio.
Igualmente he marchado y participado de cientos de
protestas, mítines, plantones en defensa de los derechos laborales y sociales
cuando han sido amenazados, o para buscar nuevos derechos que mejoren la
calidad de vida de la clase trabajadora.
Tres oportunidades en la mesa de negociación de los
trabajadores estatales y tres veces ejerciendo la secretaría técnica en la
parte sindical, me han permitido ser partícipe de aumentos salariales
superiores a la inflación, de la extensión del régimen salarial -propuesta
nuestra- (Prima de servicios y bonificación por servicios prestados
equivalentes a entre el 100% y el 80% de un salario adicional anual) y hasta el
auxilio de alimentación en el año 2006 sin que estuviese regulada la
negociación general, actuando en nombre de la CUT.
La participación destacada en el liderazgo del proceso de
unidad de una nueva y fuerte organización de los trabajadores estatales en un
gran sindicato por rama como lo es el SUNET, es parte importante del trabajo
que ha realizado el aquí escribiente.
En todo ello y en muchas otras cosas, la acertada
orientación de Yezid García, ex concejal de Bogotá, hoy elegido entre otros por
mí, como nuestro candidato al Senado de la República con el número 6 en la
lista de la Alianza Verde; quien como Secretario de la Comisión Obrera Nacional
del Partido del Trabajo de Colombia PTC -Integrante de la Alianza Verde-,
durante una parte importante del tiempo en que he estado en la actividad
sindical, ha sido clave de mi formación política, y sobre el qué hacer en cada
momento de acuerdo al análisis sobre la situación y la mayor conveniencia a los
trabajadores.
La coyuntura de Colombia en la que de acuerdo con el décimo
informe sobre Trabajo Decente en Colombia elaborado por la Escuela Nacional Sindical
“El 51,3% de los trabajadores colombianos son ocupados no asalariados.” y que
señala también que “en 2016 el 48,7% del
total de ocupados recibió menos de un salario mínimo mensual legal vigente
(smmlv).”; así como las propuestas de empeorar para los trabajadores el sistema
pensional público de Colpensiones en beneficio de los fondos privados de los
banqueros colombianos en que coinciden con ellos el uribismo, Vargas Lleras y
tristemente hasta Sergio Fajardo; el insistir, como lo ha reiterado Uribe, en
mantener el mismo asesino sistema de salud de las EPS´s creado por él; la
depredación y deterioro del sistema de educación pública universitaria, de
educación secundaria, primaria y preescolar, así como la educación para el
trabajo del SENA en beneficio del sector privado, y los índices de corrupción
en que se han visto los dos gobiernos de Santos y los dos de Uribe entre muchos
otros aspectos; no hablan bien de la situación de la clase trabajadora del
país, ni de la vida de los campesinos, ni de los demás importantes segmentos de
nuestro pueblo colombiano; excepción hecha de los ingresos que obtienen por
utilidades anuales en billones de pesos los banqueros de la ANIF y los miembros
de la ANDI y demás poderosos gremios empresariales.
El des escalamiento del conflicto armado finalizado con la
entrega de armas por parte de las FARC, seguido de la negociación del Estado
con el ELN con igual objetivo, por desgracia entrecortada con el fin del cese
bilateral al fuego; vienen generando un ambiente en que los problemas sociales
van cobrando mayor importancia y visibilidad, y se abre en el horizonte un
espectro que permite pensar en un mayor grado de consciencia, pese a las
muertes incesantes de líderes sociales.
La vía de la paz, es la correcta para que se deje de ver en
los medios de comunicación de los mismos poderosos empresarios, las
contradicciones dentro de sectores del pueblo enfrentados por errores de
táctica en la lucha política; como si fueran la causa de todos los males
-Aunque sí han sido causa de muchos-; y empecemos a ver que la desigualdad del
tercer país más desigual del mundo, el nuestro, no es porque se haya entregado
la riqueza de los poderosos en el acuerdo del Teatro Colón ni el de Cartagena,
a ningún grupo político o guerrillero, sino porque la tajada de los poderosos
en Colombia se cosecha y acrecienta sobre la explotación de nuestro pueblo
trabajador.
El estado actual de las condiciones sociales y políticas,
impone el deber de incrementar en el Congreso de la República de Colombia,
contrario a la creencia de que debería cerrarse o disminuir la participación en
el mismo; el número de representantes de los legítimos intereses del pueblo
colombiano, del pueblo campesino, estudiante, trabajador urbano, y de los
segmentos de nuevas ciudadanías. Incrementar la presencia de aquellos
representantes que se encarguen de proponer nuestras iniciativas aunque sean derrotadas
por mayorías ficticias de otros segmentos cooptados o “enmermelados” en ese
escenario, o por representantes de los intereses de la alta y poderosa clase
burguesa rica de nuestro país; que se encarguen de decirnos quienes se oponen a
la satisfacción de nuestros intereses ante las propuestas de nuestra parte, que
nos digan quienes como aliados se oponen a las propuestas contra nuestros
intereses y nos deje saber quienes las proponen y a quienes representan y
benefician; y finalmente que ponga el espacio político que representa el
Congreso como tribuna para orientar la construcción y engrandecimiento de un
poderoso y fuerte Partido del Trabajo de Colombia mediante el debate permanente
y el trabajo político con la gente.
Junto con los demás militantes de nuestro partido el PTC,
consideramos que es necesario seguir abogando por un acuerdo de la mayor
amplitud -aún hay demasiados candidatos que defienden la paz por su lado- para
tener opción de disputar la presidencia de la República con un programa construido
colectivamente, contra la maquinaria de Vargas Lleras y contra el desafortunado
respaldo popular del uribismo conseguido con engaño incluso entre víctimas de
su política.
¿Acaso puede lograrse sólo mediante la aislada lucha del
sindicalismo débil en Colombia, y sin participación en la lucha política,
cambiar todo lo que necesitaríamos para mejorar nuestro país?
La respuesta a ambos interrogantes es que no. Es por ello
que considerando los humildes aportes que podido hacerle individual o colectivamente
a muchos de quienes serán destinatarios de esta comunicación, les quiero pedir
que sean parte del equipo de personas que además de decir “sí, yo le doy el
voto” y que en efecto lo hagan, nos digan “sí, yo estoy para ayudar a hacer
campaña y conseguir más votos” para llevar a Yezid García al Senado de la
República, y a los aliados que bajo su confianza aspiran a la Cámara de
representantes en las regiones, entre quienes destaco en Bogotá a Alejandro
Rivera #106 por la Alianza Verde.
Bajo la premisa de que los derechos sociales no se consiguen
con caudillos sin un pueblo consciente, invito a que seamos parte de este gran
propósito colectivo, para avanzar por otros objetivos de mayor envergadura más
adelante.
Con gran cariño y aprecio,
CARLOS ERNESTO CASTAÑEDA RAVELO
Líder sindical
Vamos con YEZID GARCÍA, #6 en la lista de la Alianza Verde
para Senado de la República.